De hecho hace unos meces no lo era, pero ahora es uno de las pocas comidas que no me da ganas de vomitar. Y también es saludable. Es el color del atardecer, y tiene el sabor de verano. Aquí la saben chupar, pero yo no. Prefiero cortarla en 8 pedazos y comer la mientras que el jugo se derrama por mi barbilla.
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