jueves, 26 de febrero de 2009

Autorretrato

Aveces repito mi nombre una y otra vez y me suena extraño, como un sonido de otro mundo. Antes odiaba ese sonido feo. Quería un nombre liso y lindo como Star. Ahora me gusta y agradezco a mis padres por haberme puesto algo diferente, especialmente Star. Heredé todas mis características de ellos, como mis ojos azules y mi pelo rubio que escondo debajo de tinte oscura. Para gringa soy pequeña, pero no sé por qué ya que toda mi famila es alta. En mi personalidad soy igual a mi madre. No sé si soy así porque aprendí de ella o por la genética que compartimos. Pero gracias a ella, soy super sensible, lo cual puede ser una molestia o una ventaja. Tengo un sentido de humor un poco mórbido, no me gusta la farra, de hecho me molestan las personas que se emborrachan. Soy muy amable y muy tímida, pero si alguien (como el taxista ayer) me enoja enciende un fuego dentro de mi debilita mi personalidad pacífica y no me da vergüenza ni miedo defenderme. Creo que lo que más define a una persona son sus pensamientos. En este momento lo que me define a mí es la pequeña persona creciendo en mi vientre que ocupa todo el espacio en mi mente. Ni siquera la conoczo, pero la amo más que nada. Espero que lo sepa.

jueves, 19 de febrero de 2009

Cuento de pintura

Era diciembre de 1931. Gerald y Jennie eran una pareja recién casada y esa Navidad sería su primera juntos. Este año iba ser muy diferente de los demás. El trabajo era escaso y el dinero también. Gerald y Jennie tuvieron que mudarse a otro estado muy lejos de su familia en Michigan. Allí en Montana Gerald encontró un trabajo en una fábrica de ataules. Era un buen negocio porque aunque nadie tenía plata la gente seguía moriéndose. Gerald tenía suerte de tener trabajo, ya que había muchas personas que no tenían tanta suerte cómo él, pero aún así Gerald se sentía mal de que la empresa para la cual trabajaba se abrovechara de las familias de los muertos.
Navidad se estaba acercando rápidamente y sólo tenían plata para comer y pagar el arriendo. La única cosa festiva en el departamento era un pequeño árbol que hallaron en el campo detrás del departamento. Fue decorado con canguil las sobras de las telas que cosía Jennie. Ella y Gerald habían quedado de acuerdo de que no iban a intercambiar regalos, pero él quería que su esposa tuviera algo que abrir en Navidad. No le podía comprar nada de la calidad que merecía. Decidió que iba a tener que hacer el regalo él mismo. Pero qué cosa?
Jennie se quejó de que había ratas así que Gerald puso trampas por todo el edificio.
En el sótano encontró un bastidor y otros materiales de pintura. A Jennie le encantaba el arte y sería el regalo perfecto. Comenzó a pintar. Al principio parecía la obra de un niño escolar. Pero todos los días después de trabajar duro diez horas bajaba al sótano para practicar, porque quería darle a Jennie una pintura. Cuando faltaban pocos días para Navidad, empezó a pintar un florero dorado con flores de los colores favoritos de Jennie. Faltaban dos días para Navidad cuando terminó la pintura. Dejó que se secara y en la Noche Buena la puso en una caja que encontró por ahí y la subío al departamento. La puso debajo del árbol de navidad y fue a dormir. El día siguiente Jennie se levantó para hacer el desayuno y vio una caja vieja y sucia debajo del árbol de navidad. La abrió y vio una hermosa pintura de flores rojos, azules y violetas, sus colores favoritos. Su esposo la quería tanto que cuando podía haber descansado después de trabajar, hizo esto por ella. Fue el regalo más hermoso que había recibido.

mi pintura favorita

En la casa de mis padres, en el baño hay una pintura de un florero dorado lleno de flores de colores diferentes. El fondo es blanco y se ve que hay otra pintura debajo de esa. La pintura no fue hecha por un maestro, sino por alguien que pintaba como pasatiempo. Eso es evidente, pero igual no es mi pintura favorita porque sea una gran obra. Fue pintado por mi bis abuelo. Me gusta porque comprueba que no hay que ser un pintor famoso para que aprecian tu arte.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Separadas- judiciales

Augusto Freire y Petita Peñaherrera eran buenas personas. No es decir que fueran santos, pero nunca hacían mal a nadie y respetaban a los demás. Cuando Petita descubrió que estaba embarazada estaba muy feliz. Era el momento indicado para empezar una familia. Su esposo ya llevaba 3 años trabajando como policía y ganaba lo suficiente como para mantener a una pequeña familia. La barriga de Petita crecía muy rápido. Sus ginecólogos, Roberto Romo Caicedo e Isabel García, le decían que todo era normal y que la bebé estaba perfectamente sana. Cuando llegó la hora de dar a luz a su hija, sus médicos dijeron que lo tenía que hacer por cesárea. Ella aceptó y unos días después pudo llevar a su nueva bebé a casa.
Todo fue normal. Su preciosa bebé, Andrea, se convirtió en niña y después, adolescente.
Un día la familia estaba de compras muy lejos de la casa y fue a almorzar en un restaurante. Lo que pasó allí cambió su vida para siempre. Andrea se sentó frente a sus padres y después de pedir su almuerzo vio una cara que sólo conocía por el espejo. Pero no estaba viendo un espejo, sino a una persona. Era su réplica exacta. Señaló la chica a sus papás y ellos reconocieron los padres de la otra niña. Eran Roberto e Isabel, sus ginecólogos de desde hace 15 años. Ellos habían raptado a su otra hija sin que se dieran cuenta de que existiera.
Denunciaron a los médicos corruptos y el juez dijo que desde el lunes hasta el viernes Marielisa viviría con sus padres biológicos y los fines de semana con los que la criaron. Pero para ella, Roberto e Isabela eran sus padres, y las quería mucho. No quería cambiarse de familia.
Augusto estaba furioso con los Caicedo. Nunca iba a poder estar feliz como en antes. Él y su familia sentían un hueco en su corazón. Augusto quería venganza. Denunciarlos no fue suficiente. Un día después del trabajo, fue a la casa de los Caicedo. Sólo iba a hablar y tal vez golpear un poco a Roberto pero nada más. Pero lo que no esperaba es que Roberto vio que era Augusto que tocaba la puerta y fue a hablar con él con una pistola en la mano. Las cosas se pusieron muy feas y Roberto le amenazó con su pistola. Antes de que lo pudiera pensar bien, Augusto sacó su revolver y disparó a Roberto en el pecho. Se dio cuenta de lo que hizo y salió corriendo.

Naranja - mi fruta favorita

De hecho hace unos meces no lo era, pero ahora es uno de las pocas comidas que no me da ganas de vomitar. Y también es saludable. Es el color del atardecer, y tiene el sabor de verano. Aquí la saben chupar, pero yo no. Prefiero cortarla en 8 pedazos y comer la mientras que el jugo se derrama por mi barbilla.

20 palabras

Gracias Quito por ser la mejor ciudad del mundo. No recordar de tí sería difícil porque me has brindado gloria, magia y amor, Por eso dejaste una huella en mi alma.

Este cuento podría tratarse de dos hermanas estadounidenses que vienen a Quito para estudiar o enseñar inglés. Experimentan cosas muy extrañas. Una de ellas se enamora del vecino quien las ayuda mucho.

El mito de Lathia la gigante

Lathia era una mujer muy diferente de las de más. Era tan grande que las cimas de los árboles apenas llegaban hasta sus rodillas. Su madre le dio luz sólo una semana después de la concepción y aún así era la bebé más grande que se había visto en el pueblo. Cuándo tenía dos años ya tenía la misma estatura que su padre.
Los pobres padres de Lathia pensaban que la condición de su hija fue un castigo de los dioses, Seth y Sarina. Cada mes crecía más alta. Sus padres tuvieron que construir una casa para ella sola y la tuvieron que hacer más alta cinco veces.
Al llegar a la edad de la adolescencia, pasó algo muy inesperado. Los hombres empezaron a buscar a Lathia. Era muy atractiva, tal vez la mujer más hermosa en el mundo. Pero no era solamente su físico que los atraía. Lathia tenía una personalidad mágica. Tenía una manera de hacer uno sentirse importante y querido.
Pero a Lathia no le interesaban estos hombres cómo más que amigos porque ya tenía un romance. Todas las noches su enamorado la iba a visitar. Era un hombre increíblemente guapo y fuerte. Tenía una sola imperfección. Bueno en realidad no era imperfección, sino algo misterioso que molestaba a Lathia. Por mucho que ella le preguntaba cómo se llamaba, él nunca se lo decía. Inventaba excusas cómo “no tengo nombre” y “soy tan viejo que se me olvidó”. Pobre Lathia estaba totalmente enamorada de un hombre y nisiquiera sabía cuál era su nombre.
Una noche Lathia estaba con su amado cuando apareció una mujer terriblemente hermosa. De inmediato Lathia se dio cuenta que era la diosa Sariana. Su cara perfecta estaba desfigurada con rabia. Estaba para matarla cuando el enamorado de Lathia le explicó que ella no sabía que él era Seth, el dios y esposo de Sarina ya que nunca le dijo cómo se llamaba.
La diosa tuvo compasión a la gigante y en vez de matarla la desterró a una isla. La isla era tan pequeña, y Lathia era tan grande que había espacio sólo para ella acostarse. Pasaba su tiempo durmiendo porque estaba deprimida y nadando porque no había nada más qué hacer. Lathia era tan enorme que cuando salía del agua, la marea bajaba, y cuando se metía, volvía a subir. Por eso hay cambio de marea

El dinosaurio

Cuándo me desperté todavía estaba el dinosaurio. Me había caído y yacía boca abajo en el lodo. "Tengo la peor suerte del mundo" pensé. Al levantarme vi que estaba a cinco cm de un montón de caca y mi perspectiva cambió.

Locura

Sé que es absurdo, pero tengo como un calor en mi cabeza. Es un sentimiento insoportable pero a la vez me agrada. Es como un comezón, es horrible pero rascarse se siente tan rico. Así es cuando realizo mis impulsiones me siento un poco mal pero me satisface tanto. Tal vez no soy sano pero los manicomios no me agradan.